Al escritor Miguel Baquero (ojo, es un pseudónimo) le tengo que hacer un monumento ya mismo. Ha logrado colocar tres reseñas de La enfermedad del lado izquierdo en tres importantes medios, tres reseñas diferentes en las que siempre aporta algo nuevo e interesante de la novela. Gracias, Miguel.
La enfermedad del lado izquierdo
Esteban Gutiérrez Gómez
Editorial Eutelequia.
112 páginas.
Una primera ojeada al índice de La enfermedad del lado izquierdo, la última obra del novelista, cuentista, poeta y colaborador en diversas revistas (“ser disociado” se llama a sí mismo) Esteban Gutiérrez Gómez, nos muestra de qué forma curiosa los capítulos de este libro se van disponiendo en un principio en orden correlativo normal y ascendente hasta el número 25 (partiendo de un número 0, que se titula “El cuchitril”) para, a partir de ahí, seguir un orden descendente que acabará asimismo en un capítulo 0, final de la novela, pero en este caso titulado “El santuario”.
Este orden de ascenso y caída, este perfil, en gran medida, de una montaña, nos ilustra ya desde el principio sobre la naturaleza de la novela. La enfermedad del lado izquierdo nos narra el descenso paulatino de su protagonista, un hombre común, anodino, cotidiano, que poco a poco se va hundiendo en la sima del aburrimiento y de la rutina (patentizada en ese dolor progresivo que siente en el lado izquierdo de su cuerpo, como si en gran manera estuviera somatizando la grisura de su vida) hasta que llega a un punto de inflexión, a lo más hondo, o a lo más elevado de la monotonía. Y es entonces cuando comienza el descenso, la bajada a otra realidad distinta que parecía imposible pero que sólo se encontraba al otro lado de la montaña.
Una primera ojeada al índice de La enfermedad del lado izquierdo, la última obra del novelista, cuentista, poeta y colaborador en diversas revistas (“ser disociado” se llama a sí mismo) Esteban Gutiérrez Gómez, nos muestra de qué forma curiosa los capítulos de este libro se van disponiendo en un principio en orden correlativo normal y ascendente hasta el número 25 (partiendo de un número 0, que se titula “El cuchitril”) para, a partir de ahí, seguir un orden descendente que acabará asimismo en un capítulo 0, final de la novela, pero en este caso titulado “El santuario”.
Este orden de ascenso y caída, este perfil, en gran medida, de una montaña, nos ilustra ya desde el principio sobre la naturaleza de la novela. La enfermedad del lado izquierdo nos narra el descenso paulatino de su protagonista, un hombre común, anodino, cotidiano, que poco a poco se va hundiendo en la sima del aburrimiento y de la rutina (patentizada en ese dolor progresivo que siente en el lado izquierdo de su cuerpo, como si en gran manera estuviera somatizando la grisura de su vida) hasta que llega a un punto de inflexión, a lo más hondo, o a lo más elevado de la monotonía. Y es entonces cuando comienza el descenso, la bajada a otra realidad distinta que parecía imposible pero que sólo se encontraba al otro lado de la montaña.
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