martes, 28 de junio de 2011

Satisfacción.es




La enfermedad del lado izquierdo me está deparando muchas alegrías. Me recuerda a lo que pasó (está pasando) con Simpatía por el relato, antología con la que Patxi y yo (y algunos de los músicos implicados en el proyecto) estamos disfrutando ahora como enanos después de un curro de dos años y luchas a cara de perro diarias con todo el mundo editorial.

El caso es que La enfermedad del lado izquierdo está gustando. Tengo también, es lógico, mis críticas, pero apenas se han hecho públicas. No me ha ocurrido lo que a Patxi, que le pone a parir su dulce y sucia Janis un tal “Lector Malherido” (“una novela boba” dice el menda este). El caso es que cuando leí la crítica del enfant terrible de la opinión narrativa me dio la impresión de que no habíamos leído la misma novela. Luego descubrí la verdad: el “criticón” no se la ha leído, no debe haber pasado del primer capítulo y se ha permitido echar por tierra un trabajo acojonantemente bueno. Algo injusto. Ya que critica, que lo haga con fundamento, digo yo. Tampoco me extraña de alguien que dice que el mejor Jon Bilbao (y con diferencia) no es el de los cuentos.

En fin, que “podía haber estirado más” la novela, que “daba para mucho”. Como con El colibrí blanco, cuando Carlos Salem me dijo “mamón, con este argumento escribo yo seiscientas páginas de un novelón”. Pues eso, que para bien o para mal es mi estilo, que me gusta insinuar más que mostrar y que busco que sea el lector el que acabe de rematar la historia en la cabeza. Que si “la estructura, armazón que soporta las palabras, se pierde”, dice algún galdosiano. Eso. Escritor impresionista, si existiese tal definición. O cuentista cortaziano, que eso sí que se dice de los inclasificables.

Pero, sin tirarme más el rollo, el caso es que La enfermedad del lado izquierdo gusta, se vende y la gente la recomienda boca-oreja. Que se quedan en la cabeza algunos símbolos que describo, que se anotan algunas frases para el futuro o se llega a segundas y terceras líneas de lectura que van mucho más allá de la aparente historia de pareja. Que causa satisfacción. Gracias a todos, es un halago.

Pero más que de eso, quiero escribir de las “casualidades” que me gratifican. La primera ocurrió antes siquiera de tener forma de libro, cuando Clea, la editora de Eutelequia, identificó a mi personaje con un amigo suyo en una historia exactamente igual. Durante la presentación en Madrid, tan solo con lo que Mario Crespo iba desgranando de la novela, otros dos lectores se sintieron identificados con el personaje principal. A cuarenta días vista desde que La enfermedad del lado izquierdo está en la calle son algunos más los que me han escrito y dicho “cabrón (textual de X.R.), eso mismo me pasó a mí”. El caso es que hemos descubierto que el luto de la ruptura sentimental, del matrimonio o pareja más o menos duradera, genera enfermedades que somatizan los malos sentimientos, y que estos se hacen palpables durante y después de producido el hecho causante. La hostia, se lo tengo que contar a Punset.

Otra “casualidad” (y ya sabéis que yo no creo en las casualidades) ya la he dejado caer en este blog. Se trata de la ilustración de la portada, ese árbol-hombre seco y enfermo en su lado izquierdo y sano por el derecho.
Sin saber siquiera que algún día se publicaría esta historia marché en 14 de agosto de 2010 a darme el garbeo habitual de 20 kilómetros por mi santuario en las montañas de La Fuenfría y, sin tener conocimiento exacto del motivo por el que lo hacía, tomé fotografías de árboles que me llamaban la atención, machacados en uno de sus lados por el viento del norte y la carga de la nieve, maltratados hasta hacer que reposasen, casi heridos de muerte, sobre el suelo. Guardé esas fotos en una carpeta con el nombre "Árboles-Hombres", con la idea de escribir un poemario metafórico al respecto. Nunca mi consciencia unió esas fotos a La enfermedad del lado izquierdo, sin embargo, Manuel Moreno, el ilustrador de Eutelequia, sí lo hizo. Y lo extraño es que no nos conocemos ni él sabía de la existencia de esas fotos. ¿Casualidad? Ya ven.

Más cosas. Firmando La enfermedad del lado izquierdo en la Feria del Libro de Madrid acudieron allí dos mujeres (perdón, pero tengo una memoria débil para los nombres, no así para las caras) cada una con un ejemplar de mis anteriores propuestas literarias. Llegaron por separado a la búsqueda de lo nuevo, que les había gustado “el colibrí” o “el laberinto”, que felicidades, que me seguirán leyendo porque mis narraciones les llevan a otro mundo. Más o menos las dos dijeron lo mismo y con el mismo tono de agradecimiento o, quizá, admiración. Las considero mis primeras lectoras que no me siguen por ser amigas o compañeras o por recomendaciones de amigos o compañeros, que me leen porque les gusta lo que escribo y cómo lo escribo. Me originó un deleite especial. Gracias.

A M.A.C. le escribí letras para Over Load cuando era guitarrista y cantante de esa banda heavy. También le escribí alguna letra para Killing Jazz, el proyecto musical en el que se embarcó después y donde, además de la voz, ponía la armónica o el saxo. No recuerdo, pero es posible que algo le escribiese también para Crazy Cabin, su nueva formación claramente orientada al Rhythm and Blues. El caso es que ahora se ha dado la vuelta a la moneda. Después de leer La enfermedad del lado izquierdo e inspirándose en la historia, ha creado una composición, un blues llamado Enfermé del lado izquierdo, que es una barbaridad de lamento, una maravilla almada a la que le faltan algunas pinceladas (pocas, quizá una batería más soul) y que dentro de pronto os dejaré escuchar. Me ha dicho que harán un vídeo con el tema. Ah, cómo promete todo esto.

Y me marché con el soniquete de ese blues a coronar el Picu Urriellu y a recorrer entera la Senda del Cares para regresar roto y feliz a casa dos días después y encontrar la mirada de M.T. (o quizá su dúplice, Amanda) que en la presentación de Cuentos para hambrientos 2 en Getafe me dice que tenía ganas de verme y de contarme, que me iba a gustar, que era algo maravilloso. Y me cuenta, y casi se me saltan las lágrimas como a un niño feliz, el pecho a punto de explotar. Tan solo os dejo unas pinceladas porque M.T., una escritora del copón que se ha llevado muchos muchos premios y ha sido publicada en varias antologías, me dice que lo tiene que escribir y yo identifico esa necesidad. Pues más o menos es lo siguiente: hace unos días acude con su familia a un pueblo de Asturias donde tienen una casa. Están todos, sus hermanas y sus padres. El padre, ochenta años, sufre Alzheimer no muy avanzado, reconoce a la familia pero es incapaz de recordar lo que hizo ayer o hace unas horas. En fin, ya saben, una putada. M.T. va a pasar diez días allí y lleva sus lecturas, que deja sobre la mesa del comedor. Entre esos libros está La enfermedad del lado izquierdo. La primera tarde, casi al anochecer, Jaime (así se llama su padre) mira los libros, los ojea y escoge el mío. Se lo lee de un tirón (un par de horas, supongo), lo cierra y le dice a M.T. “Es de un amigo tuyo, ¿no?” “Sí”, contesta M.T. “Me gusta” dice Jaime. M.T. y su madre hablan sobre ello y se preguntan si habrá entendido algo del libro, si recordará lo que ha leído. M.T. pregunta a su padre y su padre le responde algo así como “las montañas, los siete picos”. Bueno, algo es algo se dice M.T. Lo sorprendente es que al atardecer del día siguiente Jaime vuelve a observar los libros sobre la mesa, parece estudiarlos y elige de nuevo La enfermedad del lado izquierdo. Vuelve a leerlo (otras dos horas) y cuando acaba la madre le pregunta y él responde algo parecido, que le gusta. Lo dice sonriendo, satisfecho, casi casi podría decir que feliz. Y así noche tras noche, todas las noches durante aquellos diez días. Me emociono cuando escribo esto. Un fuerte abrazo, amigo Jaime, un trocito de ti estará siempre conmigo.

Pues eso, que no puedo esperar nada mejor que esta historia y que toda mi sed de trascendencia ha sido saciada. Y que os lo agradezco de corazón. Y que va por vosotros...




lunes, 20 de junio de 2011

Crónica de la presentación en BCN de "La enfermedad del lado izquierdo", por Elias Gorostiaga





Una buena crónica de lo que fue la presentación, desde el blog de Elías (buena gente). Ciertamente lo pasamos bien.

"La enfermedad del lado izquierdo", por Francesco Spinoglio

El viernes, en Barcelona, Francesco se acercó a la presentación y se llevó el libro. Se lo leyó rápido (ahora anda descojonándose con la novela de Patxi) e incluso ya ha hecho una reseña en su blog. Por cierto, que de Barcelona me traje buenas vibraciones: Tesa y Xavi, Elias y Silvia, Fernando Clemot y Jorge Sánchez y Francesco y mucha más gente que nos arropó a Patxi y a mí en una ciudad invadida por la música y el 15M.










"En una hora y media tenía leída la novela de Esteban, lo cual significa que la lectura duró menos que el torneo, pero resultó ser tan amena que luego dormí como un bebé. Eso se llama trasmitir energía positiva, y la verdad es que esta novela, en forma de cuentos hilados, nos lleva hacia la paz interior y nos hace reflexionar sobre cómo despertar la sabiduría que llevamos dentro disfrutando de las pequeñas cosas del día a día."


Leer la reseña completa aquí

jueves, 9 de junio de 2011

"La enfermedad del lado izquierdo" en ALJAZEERA



Mi amigo Mus (el profesor y escritor iraki Muhsin Al-Ramli) pasó el otro día por la feria del libro a por un ejemplar de La enfermedad del lado izquierdo. Algo me dijo de que estaba colaborando de periodista o corresponsal para algún medio, pero no me enteré muy bien. El caso es que hoy me envía un correo con un link. Pincho en el enlace y aparece un texto en árabe. Al traducir la página al castellano descubro que es corresponsal de EUROPA PRESS y resulta que publica en ALJAZEERA. Hace una crónica de la Feria del Libro de Madrid y habla de mi novela y de mi persona. Todo un honor que agradezco.



Podéis verlo aquí (pinchad en el traductor simultáneo de geogle para enteraros de algo)

"La enfermedad del lado izquierdo" en El Heraldo de Henares







La enfermedad del lado izquierdo
Esteban Gutiérrez Gómez


El Heraldo de Henares
4 de junio de 2011






Reseña de Miguel Baquero


Muchas veces lo más difícil es huir, y lo más fácil, aguantar. Así podría deducirse tras la lectura de La enfermedad del lado izquierdo, la última novela de Esteban Gutiérrez Gómez, novelista, cuentista, poeta y, sobre todo, activista cultural a través de diferentes revistas literarias.

En su nueva obra, EGG nos narra la historia de un hombre común, un personaje anodino como tantos que sin saber muy bien cómo, por simple inercia, se ve de pronto encerrado en una vida de rutina opresiva, de monotonía desesperante, de aburrimiento continuo… una vida perfecta y rígidamente administrada por su esposa.

La resistencia interna a esa vida insulsa se va manifestando poco a poco en forma de pequeños dolores en el lado izquierdo de su cuerpo, dolores que se extienden por aquella parte, afectando cada vez a más órganos, hasta que sucede podría decirse que lo inevitable…

A partir de este punto, la vida del protagonista parece resetearse, y sin más perspectiva que unas montañas en el horizonte, el paisaje que añora desde que era niño, comienza una nueva vida que, para su propia sorpresa, no acaba en el desastre al que parecía estar abocada fuera de la rutina ordenada y cotidiana. Muy al contrario, acaba desembocando en esa vida que, sin él saberlo, echaba de menos…

Narrada en un estilo ágil, directo, en el que se trasluce la vitalidad y el optimismo que el autor ha querido dar a su historia, La enfermedad del lado izquierdo es un canto a la esperanza, a la convicción de que, aunque todo parezca estar ya encarrilado sin remedio, igual puede ocurrir algo inesperado en el tiempo de descuento.

Así al menos opina África, uno de los personajes más entrañables de esta novela, embarcada en una rebeldía que ni siquiera está dentro de las rebeldías habituales, de los anticonvencionalismos aceptados. Nunca es tarde, parece decirnos EGG, para encontrarnos a nosotros mismos y dirigirnos decididamente hacia esos paisajes que toda la vida hemos tenido enfrente.

La enfermedad del lado izquierdo es una novela muy recomendable para todos aquellos que quieren oír hablar sobre los diversos rumbos que tiene la vida sin caer en la ñoñería de los libros de autoayuda, con ese punto algo cínico y, sobre todo, con esa escritura cuidada, fresca y literaria que aporta Esteban Gutiérrez Gómez.

martes, 7 de junio de 2011

"La enfermedad del lado izquierdo" según Mario Crespo






La enfermedad del lado izquierdo.




Esteban Gutiérrez Gómez





Mario Crespo en su blog El viento que agita la cebada
3-6-2011


Norma:
La enfermedad del lado izquierdo es una V. Y en el vértice está la clave, el punto de inflexión que, como un veterano del guión, Esteban Gutiérrez Gómez construye con maestría. Dos partes. Eros y Tánatos. Los apolíneo y lo dionisiaco. Morbus (alteración del cuerpo humano) y Medeor (tratar una enfermedad según las reglas). Dos vidas, un descenso y un ascenso, un cuaderno de hule que le sirve de agenda y de bastón de mando a una mujer de armas tomar, Norma, que apunta minuciosamente hasta los “turnos” en los que han de hacer el amor. Norma es la palabra clave de esta primera parte. De manera simbólica la norma está presente, es una constante. Paro algo cambia las reglas.

La enfermedad:
Casi todos los órganos importantes parecen estar al lado izquierdo. El lado izquierdo puede aglomerar un sinfín de simbolismos, puede hacer referencia a muchas cosas, es muy literario.

Dicen que ninguna enfermedad física es equiparable en ningún caso a una mental. Pero una enfermedad también se puede somatizar. En el lado izquierdo, claro.

África:
Gaia, la madre tierra, está presente en toda la obra de Esteban. Sus personajes aman la naturaleza y él nos transmite ese amor construyendo sensaciones con las palabras. Los árboles, los Siete Picos, la casa en la sierra…

África es el continente más salvaje, pero también es un personaje de la novela, África es el terreno ideal para que bata las alas una mariposa que acaba de romper la crisálida. África es la Luz. La Vida.

La enfermedad del lado izquierdo:
Si me preguntasen de qué va la novela, diría que es un cuento sobre un pájaro enjaulado que se resigna a su suerte y, quizá por eso, de repente, luego la recupera por obra y gracia de… su suerte.

Esteban es un cuentista, y se nota en la manera de afrontar las estructuras: capítulos como cuentos que hilan, puntada a puntada, una novela. Su prosa avanza con ligereza y te va atrapando poco a poco hasta que te mete dentro de la mente del pobre Pascual.

Como crítica:
De esta idea, con más material y más desarrollo de los personajes, se podría haber sacado una novela de mucho más peso, porque posee un gran equilibrio entre el humor y el dramatismo y cuando el lector empatiza totalmente con el personaje principal, cosa que el autor logra con acierto, el libro se acaba.

La enfermedad del lado izquierdo. Esteban Gutiérrez Gómez. Eutelequia, 2011.

lunes, 6 de junio de 2011

jueves, 2 de junio de 2011

Entrevista en Canal 8 (Ser Madrid Sur)




La rebelión ante todos los lazos y las leyes absurdas que a veces nos imponen los convencionalismos sociales o que nos hacemos cumplir nosotros mismos, eso es “La enfermedad del lado izquierdo”, el último libro de Esteban Gutiérrez. Una obra breve y de fácil lectura que nos acerca a una relación cuadriculada y asfixiante, la del protagonista y su mujer Norma, que desemboca finalmente en un viaje interior hacía una vida más libre de ataduras.

Esteban Gutiérrez, fuenlabreño ganador del Certamen literario “Amor en un minuto” de Cadena Ser Madrid Sur y autor de libros de éxito como “El laberinto de Noé” o “El colibrí blanco”, sorprende ahora con una novela distinta y cercana. Esta historia que comienza con una relación de pareja en la que un cuaderno de hule azul refleja las reglas donde se marcan desde cuándo se hacia el amor hasta la hora de la ducha, ha hecho que algunos lectores se identifiquen con muchas de las cosas que se cuentan, según reconoce el propio autor.
En una entrevista concedida a 8madrid sur TV, Esteban Gutiérrez, reflexiona sobre las normas y las ataduras con que vivimos en el día a día y nos ofrece las claves de una novela amena y muy recomendable, que nos hará reflexionar.